En
Colombia no existe la educación pública preescolar
Bogotá D. C., 31 de marzo de 2014 -Agencia de
Noticias UN- Introducir tres grados a la educación inicial o
preescolar es una de las rutas a través
de las cuales el Instituto de Investigación en Educación (IIE) de la U.N.
propone para que Colombia pueda transitar hacia una educación de calidad.
A mediados de marzo el Instituto entregó al
Ministerio de Educación Nacional (MEN), los documentos en los que se recogen
las principales directrices y conclusiones del proyecto “Integración y
articulación de los niveles educativos del sistema de educación colombiano.
Identificación de rutas para la definición de un modelo de aseguramiento de la
calidad”.
Liderado
por el profesor Fabio Jurado Valencia, director del IIE, El proyecto fue
desarrollado por petición del MEN, con alrededor de 20 docentes de Ingeniería, Ciencias, Ciencias Económicas,
Medicina, Ciencias Humanas y Artes, pertenecientes a 10 grupos de investigación
de la U.N.
Tras analizar 110 documentos elaborados a partir de
consultorías contratadas por el MEN durante una década, más los Conpes, de los
años recientes, el equipo de investigadores constató que aunque en la última década
ha habido una preocupación muy intensa por impulsar una educación de carácter
público para la infancia, ésta sigue siendo un nivel con grandes vacios en el
país.
El profesor Jurado comenta que con el tiempo, lo
que la Ley General de Educación -115 de 1994- identificó con el Grado Cero o Transición,
como un grado obligatorio, se convirtió en primero de primaria.
“Se espera que al terminar transición, los
niños sepan leer y escribir, lo que se
ha convertido en una condición para iniciar la educación básica, pero éste no
es el objetivo del grado de Transición que incluye dicha Ley y su
reglamentación con los Lineamientos pedagógicos” para pre-escolar, afirma
Jurado.
Por esta razón, una de las sugerencias realizadas
en el documento entregado al MEN es que el Estado introduzca tres grados de
educación inicial previos a la educación básica que permitan cumplir con los
lineamientos estipulados desde el Ministerio, donde se afirma que esta es una etapa
de descubrimiento multidimensional del entorno físico, social, intelectual y
emocional infantil.
El preescolar no debe ser visto como una pérdida de
tiempo, al privilegiar el juego entre los niños, sino como una ganancia a nivel
intelectual durante la primera infancia, subraya Jurado, quien destaca que en
el país existen dificultades de tipo histórico, político, social y económico,
que, aunadas a la situación de las familias fragmentas dificultan este aspecto,
contrario a lo que sucede en Europa en donde las familias están más
cohesionadas.
“En países como Canadá, Francia y Alemania, la base
del sistema educativo empieza por la educación de la familia y la educación
preescolar limitando adecuadamente los propósitos de este ámbito a aspectos
como el juego, la exploración del entorno o la experiencia estética con la
música, la literatura, la pintura, el teatrino…”, destaca el investigador,
quien señala, además, que de esta forma se conectaría esta etapa con las otras
rutas propuestas por los investigadores del IIE al MEN.
Formación por ciclos
Dicha propuesta se centra en la posibilidad de que
el Ministerio recomiende a la comunidad académica docente, y garantice, con
apoyos logísticos y financieros, la transformación de la educación básica,
media y terciaria a partir del enfoque por ciclos. Por ejemplo, si al menos
tuviésemos un grado más en la educación inicial (lo ideal es tener 3, como ya
lo está haciendo Bogotá), el ciclo 1 estaría constituido por jardín, transición
y primero de primaria, identificando las especificidades de los dos primeros
como lo propio de la educación inicial antes de lo propiamente formal; esto se
garantiza a través del equipo del ciclo, en donde una maestra, por ejemplo,
toma un grupo de 20 niños en Jardín y lo lleva hasta primer grado; entonces se
requerirá de una formación de los docentes que sea coherente con el perfil
pedagógico del ciclo.
“El enlace de la educación inicial con primer grado
garantizaría las afinidades pedagógicas. A esto lo llamamos articulación y se
puede garantizar a través del equipo y el enfoque por ciclos”, dice el profesor
Jurado.
Otro nivel educativo problemático identificado por
los expertos de la U.N. es el de la educación media. “Así como decimos que no
existe educación pública preescolar, que es la base de la pirámide, también
señalamos que en la parte superior de la misma existe una gran fisura: Colombia
no tiene un ciclo de educación media, constituido según las características
internacionales de esta etapa tan fundamental en el crecimiento intelectual y
el desarrollo afectivo de los jóvenes”, señala Fabio Jurado.
Éste ciclo medio es iniciático. En él, comenta, el
profesor Jurado, los jóvenes afrontan
ritos de paso en el que deben realizar una autoevaluación de sus propios
aprendizajes para tomar decisiones vocacionales. Es durante la educación media
cuando los jóvenes determinan su vocacionalidad. Sin embargo, la educación
media en Colombia no proporciona la posibilidad de que los jóvenes definan lo
que podría ser su destino profesional.
“Es terrible que los jóvenes colombianos dediquen
los grados décimo y once a prepararse para las pruebas de estado Saber 11 o para
la prueba de ingreso a la U.N. Se trata de dos años que se reducen a
adiestramientos en pruebas de test, algo que no existe en ningún otro país del
mundo”, enfatiza.
Educación media diversificada
Por eso, desde el IIE han propuesto al MEN que, en
el marco de un proyecto de educación para el trabajo y para la vida, la
educación media debe ser diversificada.
“Colombia debe pensar un ciclo de educación media
que señale las fronteras respecto a la secundaria. Nosotros hemos señalado
cinco grandes áreas claves en este ámbito: humanidades, artes, ciencias,
tecnologías, y educación física y deporte”, además de oficios calificados, comenta
el experto.
También, la educación media diversificada debería
comprender por lo menos tres grados, un reto que el MEN debería afrontar. En
ese sentido proponemos dos alternativas: o quitar un grado a la educación
secundaria, es decir, iría de sexto a octavo, y luego vendría la educación
media con el tramo de noveno a once pero acentuando las competencias generales
e iniciando a los jóvenes en competencias específicas; la otra alternativa es
agregar un año más: el grado 12, para lo cual el Estado tendría que considerar
al menos durante una década los apoyos económicos que requieren las familias
más pobres y garantizar así la permanencia y ojalá el enlace con la educación
terciaria; pero insistimos en que debe ser un ciclo diversificado.
“Colombia tiene una desventaja respecto a los demás
países del mundo, latinoamericanos inclusive, los cuales tienen hasta 14 grados
de escolaridad antes de la educación terciaria”, explica Jurado, para quien
mientras esta transformación no acontezca pedir calidad en la educación será
perder siempre: “primero hay que ajustar el sistema y tratar de acercarnos más
a los otros sistemas con los que nos estamos comparando”, señala.
Para que a través de dichas estrategias se asegure
la calidad de la educación, el país necesita tener también un recurso docente
altamente cualificado para la educación media y solo para la educación media,
como existe en la mayoría de los países del mundo que participan en las pruebas
PISA; esto implica también considerar los estímulos a los docentes y la
remuneración profesional.
“Hemos llamado la atención sobre la formación de
los docentes, el cual a nuestro modo de ver es un talón de Aquiles que Colombia
debe afrontar en sus distintas regiones. Es necesario revisar y reestructurar
la formación que se ofrece en las normales y en las licenciaturas, y considerar
las oportunidades del modelo polivalente que se ha venido constituyendo desde
hace algunos años en varias universidades del país, como la articulación entre
el pregrado profesional y la maestría en educación”.
Profesionalidad no
vinculada al título universitario
En cuanto a la educación terciaria (universitaria y
no universitaria), el equipo de expertos consideró que es relevante impulsar la
formación para oficios calificados.
“Observamos que cada vez más los jóvenes desean
cursar carreras más cortas”, advierte el experto, quien recuerda que apenas el
50% de todos los que ingresan a la universidad se gradúan.
Jurado señala que la universidad pública no tiene
las condiciones para recibir a todos los bachilleres del país y las
universidades privadas de calidad son costosas, por lo que Colombia requiere de
una profesionalidad no vinculada necesariamene al título universitario, aunque
debe permanecer como una oportunidad: frente a varias opciones los jóvenes
toman decisiones.
“Por ejemplo en las zonas de fronteras estamos
proponiendo la creación de politécnicos, donde los estudiantes puedan
profundizar en las competencias especificas iniciadas en el último grado de la
educación media. Estas alternativas de formación terciaria existen en algunos
de los países desarrollados y emergentes que también estudiamos: aproximadamente el 20 % de los
jóvenes, después del primer ciclo de educación terciaria, deciden continuar con
la formación profesional universitaria.
El equipo de investigadores del proyecto “Integración
y articulación de los niveles educativos del sistema de educación colombiano.
Identificación de rutas para la definición de un modelo de aseguramiento de la
calidad”, realizó un estudio de seis países (Canadá, México, Brasil, Francia,
Alemania y Singapur) con el propósito de caracterizar el funcionamiento del
sistema de educación y definir si tenían un modelo de aseguramiento para todo
el sistema educativo como un modelo integral.
Tras dicho trabajo se llegó a la conclusión de que
ninguno de estos países tiene un modelo de aseguramiento de todo el sistema;
poseen modelos para cada uno de los niveles y las etapas del sistema educativo.
Para el profesor Fabio Jurado, investigador del
Instituto de Investigación en Educación (IIE), de la Facultad de Ciencias
Humanas, de la U.N., Colombia debe poner en marcha cuanto antes un proceso
potente en educación, pensando sobre todo en la situación implicada con
postconflicto al que entrará el país.
“Colombia debe responder con propuestas en
educación calificada a los cerca de 15.000 hombres que se van a reinsertar; se
requiere de una estrategia coherente, de largo aliento, que garantice el
trayecto formativo de los niños y jóvenes colombianos con oportunidades educativas
y laborales reales”, concluye.